El término Barroco se refiere a un periodo
artístico y literario del siglo XVII, que contrasta en varios aspectos con el Renacimiento del siglo anterior. Juntos
constituyen el Siglo (o Siglos) de Oro, que generalmente se considera la época
más fecunda y gloriosa de la historia literaria de España. Comienza a
principios del siglo XVII o en los últimos años del XVI (no hay un consenso entre
los críticos), tras un periodo de transición llamada Manierismo, y abarca todo
el siglo XVII.
Contexto histórico y características
generales
Durante este periodo, en que reinan Felipe II,
Felipe III, Felipe IV y Carlos II, España está en un declive, debido a guerras
constantes, crisis económica, el despilfarro de la corte, división entre
cristianos viejos y cristianos nuevos, y la Inquisición, entre otros factores.
Es una época de inestabilidad, inquietud, pesimismo y, sobre todo, desengaño.
Hay un rechazo de las expresiones de ideología
moderna que se producen en otros países europeos, de ahí que el país se cierra
a todo contacto cultural con el resto del continente. En vez de seguir
desarrollando la labor intelectual, la filosofía racional y las investigaciones
científicas, hay una vuelta hacia el teocentrismo. La Contrarreforma juega un papel clave en esta desvalorización de
la vida terrenal y en el abandono de la cosmovisión humanista del Renacimiento.
Por ende, se agudiza la preocupación por la muerte y la religión. El mundo es
falaz, y la verdad, que suele ser triste y dura, se esconde detrás de una
superficie respladeciente e ilusoria.
En la literatura y en
el arte, este nuevo clima se manifiesta en el exceso de artificios y adornos,
la inestabilidad, la disonancia, los contrastes (el clarosuro) y la desmesura, a diferencia
del equilibrio y la armonía que caracterizaron el Renacimiento. Aparecen los
contrastes en la confluencia de lo sagrado con lo profano, lo trágico con lo
cómico y lo grotesco con lo sublime. Entre los tópicos más emblemáticos del
barroco figuran el ubi sunt y el beatus ille, pero otros del
Renacimiento, como el carpe diem, aún se
conservan.
Poesía
La producción poética es enorme durante este
siglo. El lenguaje es complejo y artificioso, en contraste con la naturalidad y
la sencillez de la lírica renacentista. Todavía se emplean las mismas métricas
del siglo anterior, con una preferencia marcada por el soneto, y se resucitan los romances y las canciones con versos de
arte menor y de carácter popular, imitando el estilo de la poesía medieval.
Surgen dos modalidades estilísticas: el conceptismo, que cultivó Quevedo, y el culteranismo, el estilo propio de Góngora, autor de la Fábula
de Polifemo y Galatea. La religión, la moralidad, el amor, y la sátira son
los grandes temas de la poesía de esta época.
Prosa
En la prosa, se cultivan intensamente la novela picaresca, como La
vida del Buscón, de Quevedo, y la novela corta, como las Novelas
ejemplares de Cervantes. Hay menos
interés por la novela pastoril, sentimental y morisca, pero surge la novela
cortesana, que trata de historias de amor en palacios y ambientes distinguidos.
No obstante, la obra más importante del Barroco, y de toda la narrativa
española, es El Quijote, en el que
el desegaño tan representativo de este periodo resalta sobre todo en la segunda
parte cuando el mundo caballeresco de su protagonista comienza a desmoronarse,
lo trágico se yuxtapone a lo cómico y los personajes reflejan la realidad del
declive de la sociedad del siglo XVII. Baltasar Gracián se dedica a la prosa
didáctica que tiene un fin moralizador. Sus obras más conocidas incluyen El
Criticón y el Oráculo manual y arte de prudencia.
Teatro
El teatro vive un momento de esplendor, y
aparecen grandes obras como Fuente Ovejuna, La vida es sueño y El
Burlador de Sevilla. Lope de Vega defiende la nueva comedia en Arte
nuevo de hacer comedias en este tiempo, y sus propuestas muy alejadas de
los viejos conceptos dejan una huella en el teatro Barroco ya que son varios
los dramaturgos que las siguen. Entre los rasgos de la nueva comedia destacan
el mezclar lo trágico con lo cómico, romper las unidades de tiempo y lugar para
crear más dinamismo en la acción, buscar variedad estilística y métrica, y
dividir las obras en tres actos en vez de cinco, como se solía hacer a
principios del siglo XVI. Los temas de estas comedias son muy variados, pero el
principal es, sin duda, el honor, y hay comedias de todo tipo, incluyendo las
de capa y espada, de enredo, mitológicas, etc. Otro gran cambio es que la
representación de la comedia pasa de un tablado desmontable a un corral, que es
el patio interior de una casa particular. Este nuevo formato tiene mucho
éxito con el público español, de ahí que el número de corrales
aumenta rápidamente y el teatro se convierte en un negocio lucrativo.
A finales del siglo XVI llegan a España las
compañías italianas que aportan numerosas innovaciones al teatro nacional,
entre las que figuran las representaciones más técnicas y sofisticadas y la
presencia de la mujer actriz en escena.
Escritores principales
Juan Ruíz de Alarcón
Mateo Alemán
Juan de Arguijo
Pedro Calderón de la Barca
Rodrigo Caro
Alonso de Castillo Solórzano
Guillén de Castro y Bellvis
Miguel de Cervantes Saavedra
Pedro Espinosa
Luis de Góngora y Argote
Baltasar Gracián y Morales
Félix Lope de Vega y Carpio
Francisco de Medrano
Antonio Mira de Amescua
Tirso de Molina (Gabriel Téllez)
Juan Pérez de Montalbán Francisco de Rioja
Francisco de Rojas Zorrilla
Francisco de Quevedo
Luis Vélez de Guevara
María de Zayas y Sotomayor
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